Helvetica

Seguro que habías oído hablar de ella antes, pero quizás no imaginabas todo lo que se puede aprender sobre percepción, comunicación y cultura visual a partir de su estudio. En la calle, en el metro, en las tiendas, y seguramente también en tu casa, cada día te cruzas con ella infinidad de veces, y sin embargo, su presencia te pasa siempre desapercibida.

En sus 57 años de vida Helvetica se ha convertido en una de las fuentes más ubicuas, amadas y a la vez criticadas de la tipografía moderna. Quédate a leer este artículo para dar un repaso por su historia, comprender qué es lo que la hace especial y averiguar cómo puede serte útil en tu trabajo como diseñador de portadas.

Su origen

La tipografía Helvetica nació después de la Segunda Guerra Mundial de mano de la popular escuela de diseño suiza, y en oposición a las ya anticuadas tendencias que hasta entonces dominaban la comunicación visual.

Su impacto fue notable en el mundo de la publicidad. Para que te hagas una idea de las dimensiones del cambio que tuvo lugar, antes de los años 50 muchos anuncios impresos tenían este aspecto:

Anuncio de los 50.

Se solía abusar de las tipografías manuscritas y poco legibles, lo que se unía a una pobre jerarquización de los elementos, por lo que la atención se dispersaba sin remedio y el mensaje perdía fuerza.

En este contexto, los diseñadores estaban deseosos de dar con una tipografía que les ayudara a conferir un mayor impacto y claridad a los mensajes que querían transmitir. Helvetica llegó en el momento adecuado. Su uso se popularizó rápido y durante las décadas de los sesenta y setenta se convirtió en la favorita de las marcas, que la usaron en sus anuncios y en sus logotipos (de hecho, todavía hoy muchas marcas conocidas conservan esos logotipos originales).

Así, las nuevas imágenes de la modernidad se caracterizaron por una mayor claridad y contundencia del mensaje. Helvetica jugó un papel importante en esta modernización:

anuncio-impreso-helvetica

Neutralidad y lógica

Una de las características más destacadas cuando se habla de esta fuente es su aparente neutralidad, es decir, la tipografía pasa desapercibida para dar relevancia solo al contenido.

Un ejemplo al que se suele acudir es el de los logotipos de American Apparel y American Airlines, ambos con Helvetica:

Logotipo American Airlines con tipografía Helvetica.Logo de American Apparel, con la tipografía Helvetica.

A pesar del parecido de los logotipos, American Airlines y American Apparel son dos empresas con filosofías y públicos muy diferentes. Sin embargo, ¿no temen que el público las confunda e incluso sus imágenes se vean perjudicadas por asociaciones indeseadas?

Ahí es donde la magia de Helvetica entra en acción. El diseño de la fuente en sí no aporta ninguna información, sino que el mensaje reposa en el contexto, en la intencionalidad del emisor y en la interpretación del receptor, por lo que dos diseños muy parecidos en realidad pueden adquirir significados muy diferentes según las connotaciones que se les asigne.

En resumen, su aparente sencillez e invisibilidad permiten que se adapte bien a casi cualquier uso, y además, su diseño transmite una imagen de «modernidad», por lo que se supone que es fácil conseguir buenos resultados de manera intuitiva incluso sin tener amplios conocimientos de diseño.

Helvetica hoy

Helvetica ha ido sembrando a lo largo de las décadas una amplia base de seguidores, pero también de detractores. Algunos diseñadores defienden que no se trata de una tipografía simple e invisible en un sentido inocente, sino que en realidad es fría y homogénea, lo que incluso está unido a ciertas implicaciones políticas.

De hecho, muchas empresas en su día eligieron esta tipografía para impregnarse de su supuesta indefensión, y lograr así una mayor aceptación por parte del gran público.

Por otra parte, también se critica que estas características que la hacen tan fácil de usar, junto con su facilidad de acceso (Apple la incluye en su sistema operativo, y Windows hizo su propia versión con la Arial), han banalizado su uso, convirtiéndola en la «tipografía por defecto».

En cualquier caso, estas críticas quedan dentro del ámbito de los diseñadores profesionales. Por lo que al resto de nosotros nos respecta, las cosas no hubieran sido iguales si esta tipografía no hubiera existido. Helvetica está siempre a nuestro alrededor y nos guía en todo lo que hacemos (está presente en señales, en medios de transporte, ropa, packagings, documentos y un largo etcétera).

Anatomía

Como apunté antes, la tipografía Arial que todos conocemos es una versión de Helvetica que Windows adoptó y popularizó, y que está especialmente pensada para ser leída en pantallas digitales. Hay quien dice que no es otra cosa que una copia barata, pero la cuestión es que su uso está igual o más extendido que el de la original.

Un truco para diferenciar Helvetica de Arial o para identificar la tipografía Helvetica en general es fijarse en si las terminaciones de los trazos se cortan de manera horizontal u oblicua. Aquí puedes ver la diferencia (Helvetica es azul):

Comparación entre las tipografías Helvetica y Arial.

Aparte del tipo clásico, existen infinidad de variaciones de esta tipografía. Puedes ver muchas de ellas en la web de Linotype, pero a continuación muestro algunos experimentos que he hecho para que conozcas algunos de los más comunes.

  • He aquí la Helvetica simple y llana (antes de que le asignaran un nombre más comercial, se llamaba Neue Haas Grotesk):

Un diseño experimental con la tipografía Helvetica.

  •  Esta de aquí es la Helvetica Inserat Roman:

Diseño con Helvetica Inserat Roman.

  •  Y esta otra, la Helvetica Light:

Un diseño con la tipografía Helvetica Light.

Helvetica en diseño editorial

Integrar las tipografías puede llegar a ser una de las partes más complicadas de todo el proceso de diseñar una portada. La elección de una tipografía no debe tomarse a la ligera, y acudir de manera automática a una fuente determinada sin tener en cuenta las características específicas del mensaje que se quiere comunicar o el medio en el que se transmitirá no es una buena práctica.

Sin embargo, aunque no seas un diseñador profesional, puedes llegar a conseguir un buen resultado usando herramientas que te faciliten el trabajo según tus capacidades.

Aunque los profesionales critican el mal uso que los aficionados hacen de Helvetica, esta tipografía no está ni mucho menos estigmatizada en diseño editorial y diseño de portadas, y las editoriales «grandes» siguen usándola:

Portadas de libros que usan la tipografía Helvetica.

Portadas de libros que usan la tipografía Helvetica.

Puedes ver más ejemplos en Book Cover Archive. Y si estás interesado en aprender más sobre Helvetica, te recomiendo que veas este documental monográfico de 2007.


 ¿Cómo eliges las tipografías para tus portadas? ¿Tienes tu propio repertorio de tipografías «seguras», o intentas encontrar una adecuada a cada uso?


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