Para estimular la creatividad y poner a prueba las habilidades narrativas alguien inventó los Rory’s Story Cubes, dados que ponen en manos del azar la elección de los elementos que conformarán una historia.

Screenshot de la aplicación: 9 Dados con iconos: fuente, micrófono, pesadilla, ele, abeja, torre, rayo, reloj, pez

El jugador, acompañado o en solitario, debe unir las imágenes resultantes de manera oral o escrita para crear pequeñas narraciones dotadas de coherencia, y con un principio y un final.

Cualquiera puede crear estos dados con un trozo de papel y unas plantillas de iconos, pero la App Store ofrece esta aplicación con físicas que simulan los movimientos de los dados y ofrece paquetes temáticos en forma de IAPs.

Por ejemplo, agitamos un poco el iPad y nos salen estos iconos, que alineamos al azar para dar lugar a una secuencia de imágenes en la que está latente una historia…

Hay varias maneras de usar los dados:

  • Eliges sobre la marcha el orden de los dados.
  • Ordenas los dados al azar como he hecho en este ejemplo para forzarte a seguir unas pautas.
  • Asignas a cada dado una función: por ejemplo, el primero simbolizará al protagonista, el segundo tendrá que estar relacionado con la localización…
  • Puedes proponerte como objetivo narrar la historia siguiendo cierto tono: cómico, dramático, etc.
  • Puedes plantearte ver todos los dados antes de comenzar la historia, o ir improvisando pero intentando que todo tenga sentido.

Ahí va mi historia para los dados anteriores:

Ya era noche cerrada y tan solo se escuchaba el fluir de la fuente en el jardín cuando el niño hizo sus últimos ejercicios de canto antes de la audición del día siguiente. Era tarde, demasiado tarde, y él estaba demasiado nervioso como para que aquélla no se convirtiera en una de esas noches. Nada más dormirse su mente se ensombrecería con pesadillas en las que el miedo se levantaba en forma de monstruos que le seguían de cerca con sigilo durante el camino hasta el auditorio, y justo cuando subía al escenario y se encontraba frente a la expectante audiencia, le susurraban al oído: “Eres un novato, no lo conseguirás”.

Pero en el preciso instante en el que el niño ya había exhalado su último suspiro consciente, sintió en el hombro una picazón tan aguda que salió de la cama de un salto. Palpó con la mano la zona dolorida, y un zumbido pasó frente a sus narices en dirección a la ventana. Cuando se asomó al exterior, la abeja ya se alejaba batiendo las alas en la noche. Al fondo, diminuta e iluminada tenuemente como un espectro, se levantaba la torre del pueblo a la que tantas veces había subido para imaginar lo que habría más allá del horizonte.

Entonces, de pronto, el cielo se encendió y dejó caer un rayo tras la torre, y el niño, como si acabara de despertar de un sueño, miró en el reloj de su habitación que era casi medianoche, demasiado tarde para seguir despierto en un día como aquel, justo antes de la audición.

En el estanque del jardín, una carpa sintió la lluvia en su lomo y su chapoteo alegre distrajo por un momento al niño hasta que sus ojos se cerraron y pudo, por fin, descansar en un lugar libre de oscuros pensamientos.


¿Se te ocurre alguna otra manera de usar los dados? ¿Qué historia se te ocurre al ver esta imagen?


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