Nadia: Antes de nada, muchas gracias por tu tiempo.
Píxel: Gracias a ti por invitarme. Un placer.
N: Bien. ¿A qué te dedicas últimamente?
P: Bueno, pues más o menos a lo de siempre. Me uno a mis compañeros para formar patrones que los cerebros de las personas perciben como imágenes homogéneas.
N: Ahá. Interesante. Supongo que es un trabajo duro.
P: Y poco valorado últimamente.
N: Además, la gente no suele pararse a pensar en ello, pero ya hace mucho que tú y los tuyos os dedicáis a esto. ¿Quizás cuarenta, cincuenta años?
(El píxel niega indignado.)
P: ¡Ni mucho menos! La historia de los píxeles se remonta miles de años atrás.
N: Vaya, es increíble… Sin embargo, se podría decir que no os hicisteis populares hasta la llegada de la era digital, en los años sesenta.
P: Bueno, sí, supongo que cuando nos metimos en esto de los televisores empezamos a recibir bastante atención. Pero yo diría que el boom vino con los videojuegos.
N: Qué imagen tan curiosa. Desde luego, se ve claramente que jugabais un papel importante.
P: Sí. De hecho, conforme pasó el tiempo y mejoró la profundidad de color y el número de frames por segundo, hubo cada vez más trabajo para más de nosotros.
(La autora se frota los ojos.)
N: ¡Wow! Eso sí que es… pixelado.
(El píxel suspira.)
P: Sí. Aquello sí que eran buenos tiempos. Pero de hecho, la situación todavía fue a mejor. Cada vez éramos más y más, y cuantos más éramos, más se nos quería.
N: Pero entonces…
P: Entonces algo empezó a ir mal. Habíamos pensado que cuantos más fuéramos, más consolidaríamos nuestro estatus, pero de repente nos dimos cuenta de que en realidad estaba teniendo lugar el efecto contrario. Cuantos más píxeles en pantalla, más pasábamos desapercibidos. Teníamos que haberlo sospechado antes…
N: Supongo que los tiempos cambian… Y ahora parece que la gente no os quiere ver ni de broma, ¿no?
(El píxel se remueve molesto.)
P: Bueno… yo no diría eso. Existen muchas asociaciones que defienden nuestra labor, y grandes corporaciones como Nintendo nos siguen dando un gran protagonismo…
N: Ahá. Pero ¿qué me dices de retina display?
(El píxel empieza a sudar.)
P: Bah. Puro marketing.
N: Oh. Pensaba que algunos píxeles se lo habían tomado muy en serio, ya sabes, por lo de los suicidios en señal de protesta.
P: Eso son solo rumores. No tengo nada más que añadir.
(La autora revisa sus notas incómoda.)
N: Emm… ¿quieres decir algo más para acabar la entrevista?
(El píxel se pone agresivo.)
P: No. Solo que esos malditos que piensan que son algo especial por alcanzar una resolución de 300 puntos por pulgada no son mejores que los demás.
(El píxel se va.)
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