1. Están ahí aunque tú no te des cuenta
Por muy adecuado que te haya parecido un enlace en su día, si apunta a un sitio externo, lo que ocurra con esa URL en el futuro está fuera de tu control.
Pueden pasar varias cosas: que el dominio deje de estar activo; que el autor haya eliminado el artículo por cualquier razón; que el webmaster haya cambiado el sistema de permalinks y haya olvidado redireccionar las localizaciones apropiadamente, etc.
2. A Google no le gustan
Cuando Google (y otros buscadores) están pensando en qué páginas web ofrecer como resultado a las búsquedas de los usuarios, tiene en cuenta varios factores, como el número de enlaces que apuntan a cada candidata, o también, la calidad de la experiencia de usuario en el sitio.
Quizás este concepto te parezca demasiado amplio o difuso como para que un buscador lo pueda evaluar de manera inequívoca. Al fin y al cabo, un algoritmo no puede tener una «experiencia» igual que una persona. Pero lo cierto es que sí hay ciertos parámetros objetivos que se pueden utilizar para valorarlo, como por ejemplo, el bounce rate (tiempo que pasa hasta que el usuario sale de la página en la que ha entrado), o el número de enlaces rotos.
Pero además de ofrecer una experiencia de usuario pobre, un sitio web con demasiados enlaces rotos dificulta el trabajo de los buscadores cuando están rastreándolo para hacerse una idea de su contenido.
Cuando Google visita tu web, se guía por el mapa del sitio para saber qué «lugares» existen y a dónde tiene que ir para revisarlos. Si de repente se topa con uno o con varios enlaces rotos, es como si llegara a un callejón sin salida. Esto hace que se sienta confuso y que le empiecen a surgir dudas con respecto a lo apropiado que sería dar visibilidad a tu página web.
3. A tus lectores no les gustan
Google no es el único que siente frustración cuando encuentra un enlace roto mientras navega por tu web.
Si publico lo que escribo de manera voluntaria y en un blog que está abierto al público, asumo un compromiso de ofrecer los mejores contenidos posibles y en la mejor forma posible, lo que incluye proporcionar información correcta y que no lleve al engaño.
4. A veces están en sitios que no imaginarías
Ahora, queridos amigos, vamos a hablar sobre el spam. En mi opinión, el spam es una cosa fascinante, porque a menudo adopta formas ingeniosas e inesperadas. Por ejemplo, la forma de un comentario que alguien deja en tu blog y que es más o menos relevante en relación al contenido del artículo.
Seguro que te has dado cuenta de que según el sistema de publicación del blog, muchas veces se te pide que introduzcas tu página web en el formulario de envío de comentarios.
Cuando el comentario se envía, el enlace queda en tu página web, y si alguna vez esa web deja de existir, Google lo considerará un enlace roto como cualquier otro.
La razón por la que he puesto este ejemplo es que muchos «link builders» usan este sistema para aumentar el número de enlaces que apuntan a cierta web, para así ganar puntos a ojos de Google.
A veces, los link builders combinan esta técnica con otras como la creación de paginas web cuyo único propósito es construir enlaces, por lo que se suelen abrir y cerrar con frecuencia. Si un sitio web enlazado en tu blog desaparece, ya sabes lo que pasa.
Evidentemente no todos los comentarios de tu blog son spam, aunque muchas veces la línea que separa el spam de las contribuciones relevantes puede llegar a ser difusa, sobre todo con la popularización de las técnicas SEO.
En todo caso, el mensaje es que los link builders de «guante negro» están ahí, y merece la pena estar atento a las técnicas que usan para valorar si tu sitio va a ser perjudicado por ellas.
5. Nunca es tarde para rectificarlos
La buena noticia es que Google no es una de esas cosas que solo pasan una vez en la vida. De hecho, suele volver a rastrear las páginas web bastante a menudo (dependiendo de la frecuencia de actualización de cada sitio).
Así que si has detectado un enlace roto (o si has hecho cualquier modificación en artículos antiguos), el buscador detectará las novedades y renovará la impresión que tenía de tu sitio.
Escribir un artículo que merezca la pena es costoso, y lo más normal es que cuando hayas dado a «Publicar», no quieras saber nada más. Pero la teoría dice que deberías reservarte un tiempo para revisar tus contenidos antiguos, y no solo para detectar y buscar enlaces rotos.
Corregir errores, actualizar artículos con novedades o ampliarlos son gestos que los buscadores valoran positivamente, y en comparación con el esfuerzo que hiciste en su día para crearlos de la nada, es pan comido.
6. Los puedes detectar de manera automática
Después de todo esto quizás estés imaginándote a ti mismo inmerso en una expedición arqueológica en busca de los enlaces rotos olvidados en las decenas, sino cientos, de páginas de tu web. Pues aquí y ahora te digo, querido lector, que no tienes nada que temer.
Hay varias maneras de monitorizar automáticamente los enlaces rotos de tu web. Aquí te presento las dos opciones que yo uso:
Solo tienes que entrar en tu Dashboard, y luego en «Crawl errors«, donde aparecerá la lista actualizada de enlaces rotos:
Broken Link Checker es un plugin gratuito para WordPress que detecta de manera automática los enlaces rotos.
Desde el panel de control y sin necesidad de visitar cada página de manera individual, puedes llevar a cabo las acciones que creas apropiadas en cada caso. Si te tomas esto en serio, puedes hasta programar alertas para recibir al instante emails con los nuevos enlaces rotos.
Si no usas Google Webmaster Tools ni WordPress, tranquilo, porque habrá otras herramientas parecidas en tu correspondiente sistema de publicación de contenidos.
7. Hay varias cosas que puedes hacer con ellos
Una vez detectado el link, hay varias cosas que puedes hacer:
- Rectificarlo, si el contenido sigue existiendo en una URL diferente.
- Sustituirlo por otra URL que apunte a un contenido similar.
- Eliminarlo, si no es posible ninguna de las anteriores.
Mientras que la detección de los links rotos se puede hacer sin esfuerzo, arreglarlos es otra cosa. No siempre es buena idea eliminar una URL, y en otras ocasiones puede que no merezca la pena obsesionarse por buscar la nueva localización de la web perdida.
Lo más aconsejable es aplicar cada una de esas tres acciones según el caso. Además, a veces, para evitar desorientar al lector necesitarás hacer algún ajuste en el texto, quizás haciendo referencia directa al cambio.
Conclusión
Espero que este artículo te haya servido para aprender algo nuevo y como guía de referencia para el mantenimiento de tu página web.
A modo de resumen, yo me quedaría con estos puntos:
- Los enlaces rotos son perjudiciales para tu pagina web o blog, incluso aunque este sea pequeño y tenga pocos enlaces.
- Los enlaces rotos aparecen sin previo aviso y en los lugares menos esperados.
- Existen sistemas para detectarlos de manera automática y sin esfuerzo por tu parte.
- Hay varias cosas que puedes hacer una vez los hayas detectado. Para saber cuál es la más adecuada, conviene que valores el caso.
Hace muy poco yo misma no era consciente de la importancia de cuidar de los enlaces rotos ni de los métodos para su monitorización. Si tú también quieres compartir esto, usa los enlaces de abajo.
¡Hasta el próximo artículo!
Deja un comentario