No sé si estoy sola en esto, pero me pasa a veces que recuerdo series de televisión o libros que me encantaban de pequeña, pero que terminé olvidando con los años.
Los desencadenantes del recuerdo pueden ser varios: encuentro un libro abandonado en un armario, veo la noticia de que se está produciendo una reposición o adaptación, o a veces, la memoria simplemente se manifiesta en mi cabeza como consecuencia de alguna secuencia de asociaciones en apariencia arbitraria.
Últimamente me había venido a la cabeza un libro en el que una banda de amigos se dedicaba a resolver casos policíacos, y donde el lector podía participar resolviendo acertijos a partir de unas ilustraciones muy detalladas.
Como me gusta crear historias interactivas, pensé que esta podría ser una buena referencia para mis propios librojuegos, pero no recordaba el nombre de la serie, y siquiera sabía si sería una obra popular, así que mis búsquedas en Google no dieron resultado.
Hace un par de semanas, caminando al azar entre las estanterías de la sección infantil de la biblioteca (y no es que haga esto a menudo), me topé con un libro titulado Las aventuras de la mano negra, de un tal Hans Jürgen Press, y si fuera un poco más romántica, pensaría que todo había sido así dispuesto por el Destino.
En todo caso, no tuve necesidad de llevarme el libro, porque encontré en Wikipedia que alguien había escaneado su copia y la había publicado transformada en una especie de librojuego online aquí>> http://www.adventuregamestudio.co.uk/site/games/game/1743
Fue una agradable sorpresa releer este libro y comprobar que los acertijos me seguían pareciendo entretenidos, y la historia, tan enigmática como la recordaba.
¿Cómo se pasa la prueba del lector adulto?
Creo que las claves de que este libro me gustara tanto cuando era niña como hoy han sido:
1. El escritor sabía que lector niño no es sinónimo de lector estúpido, aunque eso sí, tiene algunas demandas particulares, como un ritmo narrativo más dinámico y una mayor precisión en la expresión.
2. El nivel de verosimilitud general es aceptable. Los niños todavía no conocen bien todas las normas que gobiernan el mundo, así que algunos escritores optarán por modificarlas en su propio beneficio. Para un niño puede que el resultado sea incluso más entretenido, pero a un adulto con un juicio formado, puede que en algunos casos le entren ganas de echar la pota.
En resumen, no me importa que una historia sea infantil si es creíble, y si el autor se esforzó en manejar los mecanismos que la hacen entretenida y sorprendente con honestidad.
Es curioso lo diferente que reaccionamos ante obras de nuestra infancia según si superan esta prueba o no. Si la historia nos sigue enganchando a pesar del paso del tiempo, se nos caen las lágrimas de la emoción. En cambio, si los creadores no se esforzaron en preservar la credibilidad, nos parecerá burda y hasta nos hará sentirnos avergonzados.
¿Qué opinas tú? ¿Hay alguna obra que hayas redescubierto hace poco y que todavía te guste? ¿Y el caso contrario? ¿Qué crees que marca la diferencia?
*Puedes leer la versión en inglés de este artículo aquí>> Books you still love when you get older and how I rediscovered The Adventures of the Black Hand Gang
Deja un comentario