Es un poco surrealista cuando pienso en ello, pero algo así como dos años después de escribir mi ultima historia de Kerry Foster, la serie ve la luz en formato papel, de la mano de Suseya Editorial.
Cuando pienso en ello es como… wow… ni en un millón de años habría pensado mientras lo escribía que pasaría tanto tiempo. De hecho, ni siquiera pensaba que llegaría a suceder. Quiero decir… dos años… eso es cinco Assassin’s Creed, un Donal Trump, y algo así como tres mudanzas mas tarde… Vaya si ha llovido en mi vida desde entonces. Y algunas veces torrencialmente. Eso si, cada tormenta siempre seguida de un largo periodo de sol radiante y aire fresco.
En todo caso, cuando releo párrafos de las historias de Kerry me sorprendo a mí misma enamorándome del personaje y encontrando las historias igual de divertidas que cuando las escribí. Con todo lo que he aprendido desde entonces, y con lo poco nostálgica que soy, se me hace raro, aunque creo que esto apunta a que Kerry salió de un sitio muy muy recóndito en mi interior.
Un recodo donde las cosas permanecen inmutables, donde Kerry sigue vivo. De hecho, pienso en él muy a menudo, y a pesar de que las prioridades en torno a mis proyectos han cambiado, sé que las ideas que están latentes florecerán cuando sea el momento apropiado. Hay varias historias a medio escribir, y muchas de ellas me parecen tan apasionantes que ni siquiera me importa que no vayan a materializarse en meses, o incluso en años.
Y todo ello porque… Nunca lo he pasado tan bien como escribiendo las historias de Kerry. Y me gustaría poder explicar aquí cómo esa fuerza irresistible me motivó a acabar estas cuatro historias. Es más, cómo reverbera en mi interior y todavía hoy me acompaña cuando lo necesito en mi viaje creativo y personal
Pero aunque el efecto es indiscutible para mí, la verdad es que me resulta imposible racionalizarlo y verbalizarlo. Aunque espera… si te interesa de verdad, creo que hay una manera en que podría mostrártelo, y por fortuna, es mucho más interesante que tenerme aquí divagando hasta el inifinito.
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